La zona de preservación comprende coberturas naturales verificadas en alto y moderado nivel de conservación cuyo manejo debe estar dirigido a evitar su transformación o degradación por actividad humana, asegurando la preservación de los ecosistemas y de los bienes y servicios que estos prestan.
La zona de restauración las cuales presentan un grado de alteración o transformación del ecosistema, el manejo buscará restablecer las funciones del mismo de forma que se pueda alcanzar posteriormente el estado de áreas para la preservación. Al respecto, es importante aclarar que, como parte de la Línea de restauración ecológica se contempla realizar diagnóstico que permita identificar áreas, que, si bien en la zonificación están contempladas como zonas de preservación, presentan condiciones ecológicas en donde proceden y son requeridos procesos de restauración ecológica, en especial aquellas en donde se localizan relictos de bosque seco tropical.
Las acciones de manejo se orientarán a mejorar las prácticas productivas hacia enfoques más sostenibles que garanticen un menor impacto a los ecosistemas y a los servicios ecosistémicos que estos generan, procurando el cumplimiento de los objetivos de conservación del DRMI. En esta categoría, quedarán incluidas las áreas con actividad agropecuaria establecida con anterioridad a la declaratoria del DRMI que no se superponen con áreas de importancia ambiental como rondas o predios adquiridos para la conservación.
Se encuentran comprendidos los dos senderos que conducen a Pozo Azul desde vías terciarias del área y los cuales tienen potencial para el desarrollo de actividades de recreación, educativas y turísticas, igualmente comprende, el área del pozo como tal y áreas circundantes que comprenden la cascada que llega al pozo, bosques adyacentes y el área de mirador.
(2021, Corponor, documento técnico PMA DRMI BST Pozo Azul 2022-2026).
5067 hectáreas.
Se localiza en territorio de Cúcuta y San Cayetano en el departamento Norte de Santander.
CORPONOR busca consolidar una experiencia de gestión del área sin generar conflictos con el sector minero, sino, por el contrario, haciéndoles partícipes y aliados para adelantar las acciones de manejo que permitan la conservación de la diversidad biológica del área y de los servicios ecosistémicos que ésta ofrece.